BAF desde Cosquín - Primera Luna.

Cosquín sigue cantando... Crónica de la Primera Luna del 2011

Fernando Pedernera

Radio Nacional

Enviado a Cosquín

Días antes de la noche señalada, el corazón del Valle de la Música -tal como los Comechingones, originarios habitantes del lugar, muy afectos al canto, denominaban a lo que hoy conocemos como Valle de Punilla- comenzó a poblarse como no se había visto en ediciones anteriores.

La ciudad, que en otras ocasiones se había mostrado apática ante la invasión de veraneantes ansiosos por escuchar, ver y hasta tomarse una foto con su artista favorito, parecía sumarse a la alegría colectiva previa al “desentierro de la locura”.

Y la Luna, como despertando de su letargo de cuatro estaciones, y sin ánimo de perderse algo de lo que pudiera suceder en la Plaza Próspero Molina apareció como soplándole al Pan de Azúcar que no se perdiera lo que estaba por pasar. Acaso porque intuía que la apertura de un nuevo milagro era algo “muy sumamente serio” que era menester registrar para las memorias futuras.

Y además, porque 50 años no se cumplían todos los días, aunque los 49, por su coincidencia con los festejos por el Bicentenario de la Patria y las 50 ediciones, hubiesen quedado como los inolvidables.

Especulaciones al margen, a la hora anunciada del viernes 21 de enero del año dos mil once la bendición del presbítero Roberto Álvarez inició formalmente el ritual.

Luego, la voz de Atahualpa Yupanqui sobre el fondo musical del Grupo Drako, de Cosquín, revalidó con su poema “Los Indios” el fundamento por el cual el escenario llevaba esa denominación.

Más tarde, el Ballet Camin Cosquín presentó su coreografía del “Himno a Cosquín”, de Zulema Alcayaga y Waldo Belloso, con la alusión al llamado a la unidad latinoamericana, simbolizada en un erke.

Siguieron las voces del Coro Toba Chelalapí (Bandada de Zorzales) que emocionó con su versión del Himno Nacional Argentino en lengua Qom.

El grito de “Aquí Cosquín”, a cargo de Fabián Palacios, retumbó como en cada inicio de luna.

Los fuegos artificiales ensordecieron el Valle a la vez que trocaban momentáneamente noche por día. Pero tanto estallido no pudo acallar la Primera Arenga, a cargo de Marcelo Simón. La arenga del reencuentro a la vez que despedida a todos los que hasta ese momento se habían marchado al recuerdo, inclusive quien tendría que haberla pronunciado, de no ser porque el día de la Pachamama de 2010 había decidido irse a presentar en la Peña del Cielo.

Primera foto emotiva de la noche, donde la voz y la imagen del Miguel Ángel Gutiérrez aparecieron en la pantalla gigante como desde otra dimensión, con un texto que había enriquecido con su impronta. Y casualmente -o no- una foto lo mostraba, paraguas en mano, resguardando de la lluvia a Suma Paz en su última presentación sobre el escenario Atahualpa Yupanqui.

Esta vez, la emoción que caracterizaba al relato sentido del “Negro” hubo de ser aportada por toda una plaza, tanto arriba cuanto abajo de la escena, luego de lo el Ballet Camin representó una novedosa y audaz alegoría sobre el agua, justo el día que en la ciudad se había declarado la emergencia hídrica y se instaba a los turistas a cuidar el recurso.

Y para que el homenaje cediera su lugar al 51° Milagro del Valle de Punilla, la fuerza y la alegría llegaron desde Salta con Guitarreros, quienes sacaron la chapa de Consagrados y se fueron ovacionados de la plaza tras cantar “Negra Linda”, “Culpable”, “La revancha”, “A Monteros”, “Socavón de Salamanca” y, como bis “La Maza”, de Silvio Rodríguez, muy celebrado por la multitud que les ratificó el afecto.

Desde Rosario llegó Franco Luciani, otro de los Consagrados en Cosquín 2010, acompañado por Franco Expertier (percusión) y Facundo Peralta (bajo) para interpretar sentidas versiones de “Puente de los suspiros”, Los Ejes de mi Carreta y, en conjunción de rosarinos y “canayas”, una versión impagable de “Tonada del Viejo Amor”, de Falú y Dávalos, junto a Juan Carlos Baglietto.

Para tomar nota en la carrera al Premio Revelación, se presentó Bustos-Cisterna, pareja ganadora del Pre Cosquín en el Rubro Pareja de Baile (sede Choele Choel, Río Negro). Y Lucas Palacio, ganador en el rubro Malambo Individual sede Malargüe, Mendoza.

Mas luego fue el turno otra consagrada: la sanjuanina Claudia Pirán que, alejada de los repertorios que se pueden esperar para un festival de folklore, inició su suerte con “Para vivir un gran amor”, de Cacho Castaña, y “Todos los días un poco”, de León Gieco, a dúo con José Galante. Tras aclarar que se encontraba 0presentando “Con los ojos del amor”, un disco -dijo- “para celebrar las diferencias”, invitó al especialísimo Ballet Iriel, de Villa Mercedes, San Luis con el que interpretó lo más logrado de su repertorio en la primera luna: una cueca cuyana que terminó siendo aclamada por la plaza.

Si la presentación hubiera terminado allí, hubiésemos quedado todos conformes. Pero había más. Demostrando por qué es una de las artistas más queridas de Cosquín, recreó una notable versión del Ave María de Schubert, en curiosa versión en castellano, mezclada con ritmos folklóricos argentinos. Y como si todo hubiese sido nada, la sanjuanina participó del Festival de la Canción, que premiará a la mejor interpretación de clásicos de nuestro Folklore: “Tonada del Viejo Amor”, de Falú y Dávalos, de impresionante factura. Una vez más la cuyana demostró que sus cualidades vocales están intactas.

Sobre el aplauso cariñoso de la Plaza Próspero Molina, fue presentado Germán Fratarcangelli, acordeonista y de los buenos, nacido y criado en Berisso, Buenos Aires, que interpretó un repertorio integrado por dos temas, que cerró con una rítmica galopa de Pilín Massei.

Llegó el primer abrazo latinoamericano de la noche y del Festival con la Delegación Internacional de Paraguay, que prodigó música, arpas, poesía y danzas, con “Galopera” y Pájaro Campana como festivo cierre.

Sarkos, el grupo santacruceño de Caleta Olivia, precedió con dos temas a la “vistosa” quenista salteña de Cafayate, Mariana Cayón (Consagración 2009), que renovó su amor con el público coscoíno y fue la antesala ideal para que Peteco Carabajal, “argentino de Santiago del Estero”, comenzara a desplegar su espectáculo “Viajero”, integrado por temas como “Aleluya Chacarera”, “Bienvenidos”, “Juan del Monte”, “Como la verdad”, “La guitarra”, “Como arbolito en otoño”, “Mataca Ollera”, una imponente versión de “Quimey Neuquén” (M. Berbel-M. Aguilar), “Amanecer, revolución” con sikus y charango tocados por el propio Peteco y, para cerrar, con el arco desflecado, “Fortuna Fama y Poder”.

Nuevo saludo latinoamericano llegado detrás de Los Andes, portado por la delegación internacional de Punta Arenas, Chile, junto a Luis Maldonado y Alexis Luengo, acompañados en guitarra por Miguel Luengo. Cantaron “Te recuerdo Amanda”, de Víctor Jara; “El precio de nuestro amor”, de Daniel Graglia, y “A defender la casa”, de Julio Azzaroni.

Los Paisanos, una sorpresa de Cosquín 2011, oriundos del “Chaco de Pancho Figueroa”, lograron conmover a la plaza con una limitada imitación de los Chalchaleros, pero apelando a una seguidilla de lugares comunes que no por trillados dejan de ser efectivos.

Minutos más tarde, la Delegación de la Provincia de Salta rindió un homenaje a Ariel Petrocelli y a José Botelli, entre otros, y reivindicó la figura del Coquena, para rescatarlo del olvido.

Juan Manuel Figueroa (porteño radicado en Pablo Podestá, Provincia de Buenos Aires) interpretó “Grito changa”, de José Larralde y “Chamarrita de las bailantas”, de Alfredo Zitarrosa, muy aplaudido por la Plaza, sobre todo cuando fijó posición y señaló: “Ahora los cortes los hacen los patrones. No sé pa’qué. Pa’ pedir aumento pa’ los peones no ha de ser…”, sentenció.

Muy celebrado fue el “Homenaje a Félix Luna” por Las Voces Blancas y Coros de Ramallo y de San Nicolás, quienes dejaron sus versiones de “Manuela la tucumana” , “Rosarito Vera, maestra” y la cueca Juana Azurduy.

Orozco Barrientos vistió de cuyanidad al escenario Atahualpa Yupanqui, y se despachó con su clásico Celador de Sueños (que dedicaron a Mercedes Sosa), la cueca de Félix Palorma; “Póngale por las hileras” y el gato de Hilario Cuadros “El Marucho”, para cerrar con su propio gato, “La Margarita”

Fue entonces el tiempo de la muy buena cantora tucumana Adriana Tula, que interpretó “Si llega a ser tucumana”, “Chacarera del Aghapo” y el huayno de chacho Echenique “Doña Ubenza”.

La siguió el salteño Gabriel Morales, cantor surgido de un programa de Televisión que realizó su versión de la Zamba para no morir”, de Hamlet Lima Quintana, Ambrós y Rosales, “Fuego en Anymaná”, de Tejada Gómez e Isella, y un enganchado de carnavalitos.

El grupo Quorum (Formosa) entregó “Zamba para olvidar”, Enganchados de Chamamés y popurrí de carnavalitos.

Mejor Dos,

Daniel Argañaraz, riojano de Chepes, programado en un principio luego de las Consagraciones, casi al inicio de la noche, terminó siendo el “soporte del número de cierre”, fuera de toda transmisión, y ante una plaza que presentaba demasiados espacios, no obstante lo cual volvió a demostrar sus cualidades con “El fuego de la Esperanza”, “Zamba para Olvidar”, “Negrito de La Matanza”, “Carnaval en La Rioja” y “Guitarrero”, la zamba de Carlos Di Fulvio con la que compitió para el festival de la Canción.

El broche de oro, frutilla de la torta o como guste llamarlo, de la Primera Luna se desgranó en canciones de Los Olimareños, Pepe Guerra y Braulio López, quienes a diferencia de 2010, año en que lo hicieron bajo la lluvia, recrearon sus éxitos más recordados con un cielo despejado y una plaza diezmada por la hora: Apenas habían pasado las 5 y media de la mañana y las butacas que se habían mostrado colmadas hasta la actuación de Peteco Carabajal, mostraban su colorido vacío.

A las 6:09 “El Orejano” sonó como anunciada despedida pero al terminar y a pedido de los seguidores que se impusieron al frío que había descendido sobre la plaza realizaron sólo uno de los cuatro bises que habían previsto.

Eran las 06:13 y el cielo se recortaba en la silueta del cerro Pan de Azúcar, el lucero aparecía sobre el escenario y la Primera Luna, más menguada que cuando comenzó la noche ya se retiraba de su ubicación preferencial enfrente del escenario.

La fiesta se había desatado y quedaban todavía 9 noches.

El valle de Punilla se había vuelto a poblar, los duendes lucían alborotados.

Y la vieja radio había vuelto a sonar...

Escuche los domingos de 15 a 16 "El Aire de Aquí con los Herederos del Cuyum".
Conducen Mariel Kosacki y Fernando Pedernera por la FM 98.7 Radio Nacional Folklórica www.radionacional.com.ar

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