Cosquín 2011: Crónica de la Segunda Luna
Cosquín canta hasta tarde... ¿o hasta temprano?
Fernando Pedernera
Radio Nacional
Enviado a Cosquín
Veinticuatro números pueden sonar a exceso si uno se pone a hacer un simple cálculo de tiempos de actuación. Y puede que lo sea si se tiene en cuenta que lo que tiene que durar hasta las 4 de la mañana se extiende hasta entradas las 6. “Cosquín amanece cantando” parece ser el hallado leit motiv a la luz de los horarios de cierre de las dos primeras noches: 6:13 con Los Olimareños y 6:08 con Illapu. Pero comienza y termina de fiesta, vale aclararlo y destacarlo. Porque la previa a la apertura que comienza a las 20 abre el juego para artistas que pueden mostrar su propuesta ante una plaza que comienza a colmarse. Tal fue el caso de Marina gonzález, Vocal y Arena, Bermejo, Carlos Loza y Vitu Barraza, quienes arrancaron con esta nueva modalidad de difusión sobre el escenario Atahualpa Yupanqui. Y como todo es aún perfectible, tal vez se pueda abrir este nuevo espacio a más expresiones ya que va de 21 a 21:40 y la Apertura de la Noche está pautada recién para las 22.
A esa hora, la segunda luna se inició con la voz de Hamlet Lima Quintana y su “Elogio del Silencio” y continuó con el Llamado a Latinoamérica e Himno a Cosquín, por el Ballet Camín, el grito de Fabián Palacion y la Arenga de Marcelo Simón reivindicando la figura de María Elena Walsh, la única dama que se fue a la peña del cielo junto con los otros “21 muchachos calaveras” evocados en el inicio de la primera luna.
Con la noche sobre rieles, la agrupación chilena Inti Illimani honró y con creces una nueva convocatoria del Festival y se mostró dispuesta a seguir participando, una vez que le tomaron el gusto al respeto del público de la plaza Próspero Molina a una trayectoria tan vasta como seria. Fue un deleite revivir temas como “Lo que más quiero”, “El mercado de Testaccio”, “Arroz con cocolón”, “Mis llamitas”, la dulce “Mi papá y mi mamá”, el emocionante recuerdo a la figura de Ernesto Che Guevara con “El Aparecido” y la fuerza latina de”La fista eres tú”, apropiado para un cierre y despedida hasta una eventual próxima presentación.
Acto seguido, tan respetuosa como respetada, la cantora sanluiseña de Merlo, Sonia Amaya, acompañada por guitarra y bombo, entendió el llamado a Latinoamérica desde un escueto pero consistente repertorio: “El violín de Becho”, de Alfredo Zitarrosa, y “Responso de Chacarera”, de Negrín Andrade.
La joven banda Los Abra, de Santa Fe, dejó una buena impresión cuando presentó Pampa o Infierno, de Demi Carabajal, y Ciego de Amor, de Jorge y Lucio Rojas.
Luego, la exquisitez de la propuesta del Trío Goldman-Álvarez-Lobo que reversionó clásicos como “Diablo suelto”, de Jorge Cumbo; el tradicional “La bolivianita”, “La Media Pena”, de los Hnos. Núñez; y el “Carnavalito del duende”, de Leguizamón y Castilla.
Pegado a ellos, uno de los momentos más esperados, sobre todo por el público local: la presentación de Paola Bernal, artista de Cosquín, que presentó nuevo disco en un repertorio integrado por “Tiembla”, la chacarera “Intenso Silencio”, “La Creación” y la chacarera “Por la Costa del Salado” para el cierre.
El clima quedó creado para la presentación de Los Manseros Santiagueños que fueron consagrados una vez más por la plaza, colmada en un 60 por ciento de su capacidad. Comenzaron con “Chacarera para mi vuelta”, siguieron con “Piel Chaqueña” y se emocionaron con “Francamente viejo”, cantado por la hija de “Fatiga” Reynoso, el bombisto, que tras interpretar “Añoranzas” como cierre y “Entra a mi hogar” como bis, recibió junto a sus compañeros la ovación de pie del público y debió ser atendido al bajar del escenario por una descompensación de su salud. Consultados plos facultativos de Emergencias sobre el cuadro de Reynoso, explicaron que se trató de una baja de presión y que se ya había recuperado. Apenas un susto y el show que continuaba...
Memorable actuación del cada vez más consolidado Trío Martínez-Jaurena-Ciavatini que encendieron a la plaza con “Davueltando”, “La Olvidada” (A. Yupanqui) y “Libertango”, de Ástor Piazzolla.
Se sucedieron, de acuerdo con la programación que fue modificada a último momento, Emiliano del Río (ganador de la Lira del Festival de Viña del Mar 2009, con un tema de Víctor Heredia); Raúl Palma, “El Chango de Anta” con una propuesta festivalera muy bien recibida por el público, y Luis Salinas, el notable guitarrista bonaerense que demostró que los géneros populares no le son ajenos y conmovió con sentidas versiones de “Zamba en mi”, la cueca “A Mendoza”, un set de zambas conformado por “Piedra y Camino”, de Yupanqui, cantada por el guiatarrista, y por “El Antigal”, de emocionante versión instrumental; la rítmica “Chajarí” y “Chacarera”, para el final.
Más tarde, impresionante despliegue de talento en la presentación de la delegación de la provincia de Formosa, que lució con el espectáculo “Argentina, Formosa te canta”.
Para los apuntes del PreCosquín que este año cumple 40 años, se presentaron las ganadoras en el rubro conjunto vocal: Grupo Vocal Suyay, de La Rioja. Interpretaron nuevas versiones de “Zamba Azul”, de Tito Francia y Armando Tejada Gómez, y las “Coplas del Carnaval”.
Joel Tortul Trío deleitó con “Malambo de las campanas”, “La Vieja” y “Canaro en París” y levantó lo suficiente a la plaza que esperaba por la presentación de Víctor Heredia.
El cantautor nacido en el barrio porteño de Monserrat sorprendió con un repertorio dedicado en el comienzo a grandes creadores de la música popular argentina: “El cachapecero”, de Ramón Ayala; “Zamba del Ángel”, de Hugo Díaz y Ariel Petroccelli, a dúo con Mavi Díaz; “Las Golondrinas”, de Falú y Dávalos; “Los Inundados”, de Ariel Ramírez; y merced a la técnica “Raqzón de vivir”, a dúo con la siempre presente Mercedes Sosa. Fue entonces cuando comenzó a desplegar los temas más queridos de su obra y sonaron y fueron coreados “Bailando con mi sombra” y “Ojos de cielo”, junto a Rolando golman y a Mariana Cayón. Pero fue necesario que el cantor hiciera acaso los dos bises más esperados, para que todos pudieran entonar “Sobreviviendo” y “El viejo Matías”.
La noche tranquilamente podría haber terminado en ese momento. Habían pasado 14 n{umeros por el Atahualpa Yupanqui.
Pero, como quien invita a gente a su casa y le quiere prodigar todo lo que tiene, la noche siguió con el muy buen cantor y compositor cordobés de Huinca Renancó, Mario Díaz que cerró con una memorable versión de “Zamba para no morir”; el cantautor oriundo de la ciudad de Buenos Aires, José Ceña, que homenajeó al maestro Atahualpa yupanqui con los “Versos para Doña Guillerma”, y con “La Raqueña”, junto con Rolando Golman, en charango, y al Negro Valdivia (el “Celador de sueños” inmortaliado por la canción de Orozco-Barrientos) que bailó en pareja con Geraldine. Viviana Pozzebón, aquella de “De boca en boca” concocionó con una potente presentación sustentada sobre una sólida base percusiva; el tango se hizo presente con el ganador del PreCosquín en el rubro Solista Vocal Masculino de Tango, sede Gálvez, Santa Fe, el rafaelino Cepeda; la vigencia de César Isella se revalidó con remozadas versiones de sus obras más conocidas, alcanzando el punto cúlmine con “Canción con todos”, coreada por toda la plaza (o lo que quedaba de ella debido a la hora); Mavi Díaz y las Folkie, su nueva propuesta, que mixtura su raíz rockera con el folklore que corre por sus venas, una de cuyas síntesis se reflejó en “Vestida con tius besos”, de su autoría junto a María Volonté, acompañada por Peteco Carabajal.
Cuando la noche se apagaba y comenzaba a dar lugar al nuevo día, Cuyo se hizo presente con Mónica Abraham y su impecable versión de “Guitarrero cuyano y Cantor”, acompañada por la primera guitarra de Osvaldo Burucuá y por el siempre solvente Lalo Romero.
Los Caldenes, de La Pampa, dejaron su huella con zamba, canción y huayno y participaron del Festivbal de la Canción con una “voluminosa” versión de “Angélica”, de Roberto Cambaré.
Y para los despiertos que quedaban en la plaza (o para lo que quedaban despiertos), el premio fue una nueva y vibrabte presentación de Illapu, de Chile, que se pe3rmitieron invitar a la salteña Mariana Carrizo para registrar una versión para siempre de Juana Azurduy, con la cual el abrazo latinoamericano propuesto por el festival volvía a cristalizarse. Y a partir de allí, el resto fue pura yapa: “Tu propia primavera”, “Vuelvo para vivir” y “Amigo”.
Habían pasado 7 minutos de las 6 de la mañana. El sol comenzaba a desperezarse y la silueta del Pan de zucar comenzaba a iluminarse.
Un nuevo buen día se despertaba para presagiar una mejor buena noche. Y todavía faltaban ocho...
Escuche los domingos de 15 a 16 "El Aire de Aquí con los Herederos del Cuyum".
Conducen Mariel Kosacki y Fernando Pedernera por la FM 98.7 Radio Nacional Folklórica www.radionacional.com.ar
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