LA DÉCIMA LUNA SE OCULTÓ HASTA 2010 Y TUVO EN JORGE ROJAS SU MEJOR FINAL.

Fernando PEDERNERA
Radio Nacional Bs. As.


La décima y última luna comenzó regalando flores a las “lindas señoras” que colmaban la plaza -Cuti y Roberto Carabajal mediante-, promedió con Ramón Ayala, la delegación de Mendoza, Mariana Carrizo y La Yunta , y concluyó con el extraordinario show de Jorge Rojas. Pero antes, nos vamos a permitir una licencia.

Porque es justo decir que la última jornada del festival arrancó aproximadamente a las 4:15 del domingo cuando, apagada la penúltima luna del festival, las luces se encendieron para alumbrar a más artistas que sobre el escenario Atahualpa Yupanqui dieron vida a la tradicional Cacharpaya.

Esta celebración que acontece pegada del espectáculo central y ya fuera de la transmisión oficial del Festival, contó en esta ocasión con las actuaciones, al inicio, de Beto Suaid, Ocaso del Sur (Santa Fe), del Dúo Wagner-Taján (Cipolletti, R.N.-Azul Bs. As.) y de Sonia Amaya Merlo, S.L.)

El sentimiento puesto al servicio de su arte de Suaid, la fuerza de Ocaso del Sur, la exquisitez de la propuesta de Wagner-Taján (que ya deberían estar incluidos en la “programación de las lunas”) y el buen gusto y la oportunidad a la hora de elegir el repertorio de Sonia Amaya fueron apenas el inicio de una cacharpaya que albergó además a Channy Flores, Fernando Mas, Grupo Canay, Claudio Balzaretti, Los Sauzales, Los Ceibales, Jesús Sarmiento, Mario Trejo y los Kimsa.

Volvamos a la décima luna: Comenzó a pura chacarera con Cuti y Roberto Carabajal, cuya fórmula les debe rendir porque, salvo algún tema nuevo en el repertorio, su espectáculo musical no presenta novedades. Aunque es menester destacar la galantería de regalar flores a las damas que se acercaban al escenario..

Luego vino la deliciosa presencia pampeana de Ángela Irene, que cantó la “Zamba del carnaval” (Cuchi Leguizamón), “ La Pobrecita ” acompañado en guitarra por Luis Salinas, y cerró con el chamamé de Brascó y Ramírez “Santafesino de Veras”.

El mendocino Javier Figueroa interpretó chaya, tonada, cueca y gato cuyano, adelantándose a la presencia estelar que su provincia tendría minutos más tarde sobre el escenario Atahualpa Yupanqui.

Llegó el grupo formoseño Quórum, quienes ofrecieron como carta de presentación el chamamé “Así es Formosa”, y dejaron además una chacarera y un Popurrí Norteño.

Fue luego el momento de Ramón Ayala, el tremendo poeta y compositor misionero quien ganó el respeto de la plaza con la interpretación de sus páginas más célebres: El rasguido doble “El Cosechero”, el chamamé “Posadeña linda”, el gualambao “Canto al río Uruguay” y la galopa “El Mensú”. En una actuación con valor de documento -es infrecuente ver a los autores más reconocidos tocando sus propias obras- en donde Ayala ratificó la fuerza siempre vigente de su pluma.

La plaza volvió a vestirse de Cuyo cuando subió al escenario la Delegación Provincial de Mendoza que, dirigida por Paíto Figueroa (también director musical de Jorge Rojas), prodigó un cuadro integrado por la tonada de Valles y Villavicencio “La tonada jamás morirá”, interpretada por Cacace Aliaga; La zamba de Félix Palorma “La llamadora”, en versión de su propio sobrino, Carlos Palorma; la cueca de Fabiano Navarro “Vendimia de Dos”, por el Dúo Nuevo Cuyo; el gato de Montbrun Ocampo “El Chupino, a cargo de Cacace Aliaga, para cerrar TODOS, bailarines, grupos y músicos, con una memorable versión del “Cochero ‘e Plaza”, de Hilario Cuadros.

El clima festivo que los cuyanos le imprimieron a la plaza fue ideal para que se presentara una artista a la que se recordará como una figura especial de la 49ª edición del Festival de Cosquín: Mariana Carrizo. La coplera salteña subió por tercera vez al escenario y deleitó con “Coplas pa’l Carnaval”, la “Vidala del Cardón” (A. Yupanqui), la zamba “ La Candelaria ” (Dávalos-Falú), Chacarera del pantano” (A. Yupanqui), la “Cueca de la despedida” (Arsenio Aguirre-Margarita Palacios) y la “Zamba de la bailarina” (José Ríos), temas entre los que intercaló sus Coplas “Nosotras lo mejor de todo”, “Coplas Guasas” y “Coplas para mi suegra”.

Mendoza volvió a estar presente sobre el escenario con la impecable actuación de Yatiri (voz aymara que significa algo así como Brujos o Hechiceros) que hicieron honor a su nombre y recrearon el clásico “Las Palmeras” (G. Rojas), el candombe del bajista Marcelo Sánchez, “Moneditas y billetes”, y cerraron con “La papa”, homenaje de Archi Zambrano al ancestral alimento.

Ante una plaza superpoblada de espectadores, llegó el turno de La Yunta o –después de lo demostrado en escena- “La ‘Tucumanidad’ al Palo”. Gustavo Páez, Julián Humarán y Marcelo Páez tocaron tres temas: la chacarera de Yuca Córdoba “Tucumán Adentro”, la zamba de Atahualpa Yupanqui “Viene Clareando”, cantada por toda la plaza tras las sencillas palabras de reconocimiento de Gustavo Páez a “un hombre que le escribió mucho a Tucumán y que hace poco cumplió años”; y una sentida interpretación de la zamba de Virgilio Carmona “Al jardín de la República ”. Fue un excelente debut en la fiesta brande Cosquín. Algún periodista deslizó que de haber estado días antes, podrían haber sido firmes candidatos a la Consagración.

Pero, de todos modos, habrá que esperar que sigan trabajando con el compromiso que desde hace más de 10 años los llevó a Buenos Aires para comenzar a cimentar este magnífico presente que los hizo brillar en la Plaza Mayor del Folklore.

Después actuaron Los Novas, que tocaron “Piedra y Camino” (A. Yupanqui) y “El Avenido” (G. Leguizamón); Siempre Salta, con “Soy Coplero" (L. Ovejero) y “Corazón Verdugo” (Peteco Carabajal; y el grupo Ceibo, que tocó “Palo Animal” (Ramón Farías), “Juana Azurduy” (Ramírez-Luna) y el carnavalito “A los bosques yo me interno”.

Más tarde, el guitarrista riojano Nelson Scalisi, se lució con la zamba “De Simoca”, del Chango Rodríguez, la milonga de “De vuelta y media”, de Mariano Barbieri, y la cueca cuyana de Ismael Guerrero y Jorge Viñas “Sueño de la vendimia”.

Y llegaron el sorteo y las premiaciones. Se sorteó un automóvil que proveía la Agencia Córdoba Turismo y se entregaron las plaquetas correspondientes a los ganadores de los diferentes rubros:

Ganador Revelación de la Peña Oficial : Fibra Litoral, de Resistencia, Chaco.

Ganador de Espectáculos Callejeros: El Cuervo y Los Brujos, grupo liderado por el bandoneonista El Cuervo Pajón.

Destacados del Festival Cosquín 2009: Leonardo Miranda, “El Bagual” (Esquel, Chubut), Guitarreros (Salta) y Arbolito y La Chilinga (Buenos Aires)

Revelación Cosquín 2009: El muy buen trío de tango Las Rositas (Córdoba), ganadoras del Certamen Pre Cosquín en el rubro Conjunto Instrumental.

Consagración Cosquín 2009: El premio mayor fue compartido por salteños. La quenista Mariana Cayón, que debió esperar un año para llevárselo, y el buen grupo Los Huayra, de buen desempeño sobre el escenario.

Premio Camín Cosquín 2009: el poeta salteño Ariel Petrocelli.

Cumplidas las formalidades y tomadas todas las fotos, el Cosquín 49 tuvo con Jorge Rojas el mejor final que podría haber tenido. Y no se trata de una valoración sobre el artista, su repertorio, ni su desempeño sobre el escenario sino que trascendió que Rojas cantaría en la mitad de la noche. Pero hay que destacar el buen tino de la Comisión Municipal de Folklore que logró acordar con el músico para que tocara al final.

Sabido es que cuando toca el número más convocante, el público que pagó su entrada para verlo, una vez terminado, se retira sin importar lo que siga sobre el escenario. De hecho, sucedió la noche anterior con Soledad. Y no se puede responsabilizar al fan de un artista por el éxodo final. Por eso es que destacamos la gestión de la Organización para que los artistas tocaran con la plaza llena y para que el número de cierre, en este caso Jorge Rojas, se luciera sin acotaciones de tiempo más que las de la radio y la Televisión públicas que cerraron pasadas las 4 de la madrugada.

De Jorge Rojas tenemos que resaltar la calidad de su espectáculo, de nivel internacional, que demuestra la conciente inversión económica que el músico neuquino de Cutral Có, aquerenciado en Salta, ha realizado para mostrar todo lo que tiene.

El recital comenzó con Rojas en medio de la plaza Próspero Molina, desde donde cantó “Las Alas”. Ya sobre el escenario, desarrolló los 26 temas que quedaban en su rutina y que incluyeron la energía del Malambo con sus hermanos Lucio y Alfredo; la magnificencia del cuadro de Coplas populares, con la presencia de su primo, Pastor Juárez; el temblor provocado por el retumbo de los Bombos Santiagueños del Indio Froilán González, y la algarabía de Coquito Gómez y su Verdulera.

Llegaría minutos más tarde la foto emotiva de la noche: el momento en que Jorge Rojas invitó a bailar a su mamá al escenario Atahualpa Yupanqui, quien no pudo contener el impulso de abrazarlo y besarlo luego de la primera.

El final fue “De esos que te hacen llorar”, tal el nombre de la composición elegida por el artista para despedirse de un predio que, según estimaciones extraoficiales, albergó a unas 15.000 almas.

Hasta aquí todo lo sucedido en la cuadragésimo novena edición del Festival Mayor de Folklore de la República Argentina , que cuando regrese estará festejando sus Bodas de Oro y habrán de comenzar las celebraciones por los 200 años de “nuestro primer grito de libertad”, tal como nos lo enseñaran en la escuela.

Y sobre el cierre de esta crónica, hago una especial mención a que cada vez que se apagaban las brasas del escenario Atahualpa Yupanqui, cuando las peñas encendían las luces para acondicionar sus salones hasta el día siguiente, y los bares se vaciaban porque debido a una ordenanza municipal “sólo se puede vender alcohol hasta las 06:00 AM” y lo que se buscaba muchas veces era seguir brindando entre amigos, un generoso patio coscoíno abría sus puertas para que el folklore pudiera continuar “hasta que dieran los cueros”..

La “Peña de la Piripincha ”, cariñoso nombre con que los músicos que en la modesta vivienda se daban cita cada noche -o que acampaban en el patio- lo habían bautizado en honor a Pirincha, su propietaria, funcionaba con horario corrido a metros de la intersección de las calles Obispo Bustos y Fleming.

Y era posible escuchar a músicos de gran parte del país. Salteños, tucumanos, santiagueños, bonaerenses, cuyanos y cordobeses, entre otros, se alternaban los instrumentos para honrar a sus tierras.

Y extranjeros que atraídos por un fenómeno que llegaba a reunir a casi 300 personas se dejaban llevar por el encanto del Pan de Azúcar y se integraban con sus saberes a la serrana celebración, al punto de recrear con guitarra (cordobesa), charango (norteño) y trompeta (italiana!!!) “Libertango”, de Ástor Piazzolla.

Estos datos podrían pasar inadvertidos sino fuera porque sucedían –en este caso- pasadas las 9:00 de la mañana, cuando el sol empezaba a herir los ojos de los noctámbulos.

Quien esto escribe fue testigo solo hasta las 10:15 y se retiró bajo promesa de volver al año siguiente. La “noche de los adioses” se había extendido hasta convertirse en una mañana también de adioses, y en el Valle de Punilla ya se comenzaba a pensar en los 50 años del Festival de Cosquín y en el comienzo de los festejos por los 200 años de la Patria.

Pero para eso faltaba un año y en “ La Piripincha ” aún quedaban músicos por tocar…

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