Cosquín 2012: Crónica de la octava
Luna estridente pero con altos de buena música.
(28 de enero de 2011. Por Fernando Pedernera, enviado especial a Cosquín, RNA)Con una invocación a los vientos de la patria que cantan, Marcelo Simón pronunció su arenga presentando a Juan Carlos Baglietto y a Lito vitales,quienes se dieron el lujo de emocionar a todo ese país presente en la plaza o que escuchaba y veía por radio y televisión.
“Zamba de Lozano”, “Dios y el diablo en el taller”, “Tonada del viejo amor”, “Nada”, Garúa”, “Solo”, “El Mensú”, “Piedra y Camino” y “El témpano”, como bis, bastaron para que este dúo acompañado por una banda notable -que a su vez invitó a músicos como Viviana Pozzebon, Mariana Occhiuzzi y Carla Cohen- pusara cada cuerda de la emoción.
Un lujo para Cosquín: el poeta ecuatoriano Antonio Preciado, apenas con su sombra de compañía, recitó sus poemas “A dos voces”, “Dos solos de tambor de Cuamé Bamba”, “Yo y mi sombra” y “Abrazo”, convirtiendo en a buena parte de la Plaza en un acustizado auditorio a cielo abierto.
Una Próspero Molina encantada debió despertar abruptamente cuando el presentador en un alarde de sobrecargado enfasis presentó a grito pelado al número siguiente y, tal vez, el más esperado: Soledad.
Con el oficio que se le conoce al margen de la valoración que se pueda hacer respecto de su estilo o de su repertorio, demostró que su carisma sigue intacto y muestra de ello fue la plaza que aclamaba cada fin de tema y se dejaba llevar por el impulso del “tifón de Arequito”, que cumplía 16 años de haberse presentado por primera vez sobre el atahualpa Yupanqui.
Fue la Delegación de la provincia de Chubut la que logró calmar los ánimos para ofrecer una colorida representación con gaitas, una canción folklórica galesa, danzas mapuches, criollas y un cierre homenaje a Hugo Giménez Agüero, con una celebrada versión de “Chalten”, a cargo Juan Del Valle. Participaron de la muestra, además, Manuela Tomás, Jorge de Oro, Marcelo Griffiths y Caren Jones, Gripo La Chuza y Cholo Barriga.
Un repertorio bien festivalero ofreció el conjunto Maité, que arrancó con “Piedra y camino”, de yupanqui; invitó a Facundo toro para cantar “Zamba para olvidarte”, de Daniel Toro y Julio Fontana -la zamba más interpretada en esteb cosquín 2012- y cerró con una selección de temas bailables.
Pegado a ello, Nahuel, nombre artístico de Carlos Porcel de Peralta, ofreció tres composiciones propias: “El triunfo de la Abuela”, “La milonga lo sabe” y “Lo que ellos quieran”.
Una vez más en Cosquín, y como era de prever, Los Guararíes interpretaron sus éxitos festivaleros: “Zamba del negro alegre”, “Tocamelo una chacarera”, “Reina de mis amores”, “La Saeta” y “El rey”, entre otros.
Un remanso entre tanta muestra de estridente sonoridad propuso el exquisito trío cordobés Martínez-Jaurena-Ciavatini, que lució con clásicos como “Pateando Sapos” (Fourcade), “El burrito cordobés” (G. López), “La Olvidada” y, tras expresar su solidaridad con la lucha del pueblo de Famatina en contra de la minería contaminante a cielo abierto -que pretende a fuerza de dinamita y cianuro despojar al cerro de su riqueza- se despidió con “Libertango”, de Ástor Piazzolla.
Con plaza atenta, el bonaerense de Punta Alta, Carlos Cabral, presentó temas de su disco “Estados del alma” (“Donde se encuentra el silencio” y “Adonde van las flores”) y se despidió con “Porque”.
Otro oasis: el excelente sexteto vocal Santaires que, pese a los inconvenientes con el sonido, logró destacarse con buenos arreglos de “La vieja”, “Zamba del arribeño” y el “Candombe bailador”, de María volonté y el uruguayo Daniel Maza.
Luego de ello, la santafecina Mariel trimaglio, considerada una hija artística de Cosquín, renovó su romance con el público que celebró cada una de sus interpretaciones y aplaudio alborozado el final de la presentación.
Aguamarina Trío ofreció una prpuesta de música popular argentina y latinoamericana; el riojano RodolfoT”ubo” Moya recreó clásicos de Ramón Navarro (“A don Rosa Toledo” y de Pancho Cabral (“Albahaca sencilla”) y pronunció una de las frases más dichas, leídas y compartidas de esta edición del festival de Cosquín: “El Famatina no se toca”; Mirta Uguet presentó su propuesta tanguera y Yamal mostró su fuerza a la hora de cantar.
Pablo Achával cosechó cálidos aplausos de un público que se mantenía escuchando pese a lo avanzado de la madrugada; a las 4:16 subió al escenario nel cuidado Grupo Vocal Policanto (Rafaella, Santa Fe); seguido por Juan Manuel Figueroa y Los Ranquelinos, de La Pampa.
Con serias posibilidades de convertirse en la Revelación del Festival, la platense Milena Salamanca, ganadora del PreCosquín en representación de la sede Alejandro Korn, cautivó con sólidas interpretaciones de “Esperando a mi madre”, vals de Suma Paz y Jorge Viñas, y -como para que no quedaran dudas- de “El surco”, de Chabuca Granda.
La noche se hacía cada vez más larga y ante una plaza diezmada, precisamente por la hora y el descenso de la temperatura, una propuesta llamó la atención y generó la complicidad del público que celebró una actuación que, pese a no haber llegado a las transmisiones de Radio y TV, será difícil de olvidar por quienes tuvimos la posibilidad de apreciarlo.
José Luis Aguirre, Ariel Torres y Mauro Libaak, Los Nietos de Don Gauna, cordobeses de Villa Dolores, con una emotiva ilustración visual sobre la pantalla gigante, iniciaron su actuación con “Deseos para un hijo”, vidala de José Luis Aguirre, y tras un manifiesto en defensa de “los patios como lugares de resistencia cultural” y en el que resumió enfáticamente la escencia de Armando Tejada Gómez, Hamlet Lima Quintana y Ariel Petrocelli, por citar solo a tres enormes poetas, protagonistas de aquellos “Cosquines”, ofreció una pintura en ritmo de gato cuyano: “El patio de la Pirincha”. Cabe mencionar que durante la presentación de este último motivo, la aludida dueña del patio, quiso retratar en fotografías un momento tan importante y terminó corrida por personal de seguridad del escenario. Toda una postal. De las contradictorias, que también tiene Cosquín.
Y, como en dispensario, el “pase el que sigue” llevó al escenario a La Legua, Constanza Martínez, Murmullos y los Serenateros de Salta.
Continuaba la cuenta regresiva. Había pasado la octava.
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