LA OCTAVA LUNA YA ES RECUERDO Y SE PALPITA EL FINAL…
Fernando PEDERNERA
Radio Nacional Bs. As.
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(Cosquín, córdoba, 31/01/2009 - RNA) Una plateada sonrisa de costado lucía como bordada sobre el estrellado paño oscuro de Cosquín, como presidiendo amable el octavo prodigio que tuvo lugar sobre el escenario Atahualpa Yupanqui.
La arenga de Miguel Ángel Gutiérrez precedió al comienzo fortísimo de Los Huayra, grupo salteño que al igual que en 2008 demostró que tiene condiciones de sobra para ser nombrado en distintos ámbitos como posible Consagración 2009.
Ante una plaza llena al 40 por ciento de su capacidad, rompieron el hielo con “La voz del viento” (Vasconcelos-Vasconcelos) y siguieron su presentación con “Solís Pizarro” (Pelaya-Paterson), “Soy el Inca” (Petrocelli-Nieva), “Yo vengo a ofrecer mi corazón” (Fito Páez, “El Diablo de Humahuaca” (Nieva-Alarcón), y la “Zamba del negro alegre” (Hnos. Manzatti). No obstante lo todavía escaso de un público que seguía ingresando a la Plaza , los salteños se ganaron por aclamación el derecho al Bis, momento en que interpretaron “Volver volver” para emoción de la concurrencia.
Pegado a Los Huayra, cantó la banda puntana Algarroba.Com, que comenzó su rutina con la cueca “Catador Enólogo” (Massei-Rey), prosiguió con el gato “El Marucho”, de Hilario Cuadros, y cerró con su particular versión de “Agitando Pañuelos”, de los Hnos. Ábalos, para el lucimiento de la primera voz, Julio Salazar, quien a capella y sobre el proscenio cantó la segunda, para hacer estallar a la banda en una sonora vuelta. De todos modos, tanta emoción que salía del escenario no encontró contención en los blancos que aún mostraba la plaza Próspero Molina, así concluyo su suerte.
Las plateas y las populares se seguían ocupando cuando la exquisitez de Rudy y Nini Flores, radicados en París, revelaron el “efecto chamamé”, tal la expresión del Maestro de Ceremonias, Macelo Simón, al anunciarlos, que tanto sedujo al público galo.
La actuación comenzó con “Refugio de Soñadores” (Nini Flores”, continuó con “Alma Guaraní (Esquivel-Sosa Cordero) y cerró con una casi íntima y estremecedora versión de “Km 11” , en una clara demostración de que “no todo ha sido hecho” sobre un motivo tan popular y transitado como el chamamé de Constante Aguer y de Cocomarola.
A la simpleza profunda de Rudy y Nini flores le siguió la fuerza de Pablo Achával, quien agradó a la concurrencia con “He vuelto” (M. A. Quiroga), “Cencerrito del recuerdo” (H. Guarany) y Zamba por vos (A. Zitarrosa).
Llegó luego otro momento esperado: la actuación del armoniquista rosarino Franco Luciani que registró versiones antológicas de la vidala “Subo (R. Valladares), la zamba “ La Alejada ” (C. Saluzzi-Castilla) y el chamamé “ La Colonia ” (T. Cocomarola). Luego de la ovación, el talentoso músico extendió su trance para ofrecer una encendida milonga en otro de los tantos abrazos que ha mostrado el Festival entre el tango y el folklore.
Un momento emotivo se vivió cuando a la hora cero del 31 de enero, subió al escenario Atahualpa Yupanqui el joven cantor y guitarrista Nahuel Pennisi, ganador del certamen Pre Cosquín en el rubro Canción Inédita, para cantar “Sin la voz del Chango Nieto” , tema de autoría compartida con Alfredo Pereyra. Porque en ese momento se comenzaba a cumplir el aniversario de la partida rumbo al corazón de su pueblo del salteño de Campamento Vespucio que acababa de ser invocado.
Con la emoción a flor de piel, fue el momento de la muy buena cantora sureña Lucía Ceresani, quien comenzó su show con otro homenaje también relacionado con la fecha: el centésimo primer aniversario del natalicio de Atahualpa Yupanqui. La bella intérprete del sur del conurbano bonaerense arrancó con “Mi tierra te están cambiando”, de Yupanqui, y finalizó con dos huellas de Argentino Luna: “Por la huella de Ceferino” y “Ando por la huella”.
Casi sobre los aplausos, los conductores del festival presentaron a otra de las figuras importantes de la octava luna: Víctor Heredia.
El reconocido cantautor alternó temas de su último disco “Ciudadano” con éxitos de su larga discografía. El inicio fue marcado por “Razón de vivir”, tema al que le siguieron “Ahora Coraje”, “Mara” (junto al joven cantor Emiliano del Río, quien presentará un tema de Heredia en la próxima edición del Festival de Viña del Mar), “Lo cierto” (poema de Heredia con música de Silvio Rodríguez), “Para que nunca se olvide”, “Madrecita cautiva”, “Demasiado”, “Bailando con mi sombra (Alelí)” y “Ojos de Cielo”.
Con una plaza de pie, el trovador interpretó como bises “Niños de Plástico” y “El viejo Matías”.
Luego de la celebrada actuación de Heredia, subió al escenario la bonaerense de Punta Alta Belén, quien cantó cuatro temas entre los que se destacó “No llores por mí Argentina” del musical Evita, de Andrew Lloyd Webber.
Siguió el riojano de Chepes, Daniel Argañaraz, que ofreció un recital que tuvo todos los climas y encendió a la plaza con el Carnaval de su Rioja natal, acaso el ánimo festivo necesario para recibir a la Delegación de la Provincia de Salta, que cosechó los elogios más importantes.
Con una delegación que incluyó, entre muchos otros, a Paola Arias y a Guitarreros, músicos, bailarines y cantores entregaron bagualas, un malambo, chacareras, escondido y zambas carperas, con un cierre sobresaliente por la recreación de “Carpas Salteñas”, del inolvidable Payo Solá.
Bajo la influencia festiva que los salteños dejaron sobre el escenario se presentaron “Los Caldenes”, banda de Santa Rosa, La Pampa , que prefirió, a la hora de mostrarse, la música de otras regiones de nuestra vasta Argentina por sobre su rico cancionero pampeano.
Siguieron: la cordobesa Silvia Lallana con un emotivo homenaje a Eladia Blázquez, los cordobeses Compadritos, con un espectáculo llamado “Un cacho de glamour”, en el que fusionaron el tango con el humor cordobés; para entregar la posta a Los Kjarkas.
La agrupación de Bolivia protagonizó un impecable recital que incluyó obras de los hermanos Hermosa y otros autores bolivianos para delicia de los miles de compatriotas que colmaron las plateas y las tribunas centrales de la plaza Próspero Molina.
Terminada la rutina de diez temas, originalmente presentada, y debido al incesante lamor del público, Los Kjarkas se prodigaron en seis bises y, parafraseando a los muchachos de El Tierral: “ardió Bolivia en Cosquín”.
Se fue una noche de viernes inusual por la escasa cantidad de público. Vendrá la novena luna pero, a diferencia de las ediciones anteriores, no será la última.
Todavía quedará una más…
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